- Newsletter Animales Financieros
- Posts
- ¿Cuánto vale tu tiempo?
¿Cuánto vale tu tiempo?
Una bicicleta me regaló 30 minutos de felicidad todos los días.

Sin querer queriendo, comprar una bicicleta me regaló 30 minutos de felicidad todos los días.
Al comienzo se pensó como una compra utilitaria. Hay que ir a dejar a la chica al jardín.
Con el pasar de los días, el juego cambió por completo.
Reconozco que tuve suerte, ya que a mi hija le podría haber cargado el panorama. Sin embargo, desde la caminata a la bodega hasta nuestros cantos varios en el trayecto le están dando alegría gratis a mi corazón sin tener que gastar un peso.
“A veces eso que nos hace más felices no cuesta dinero”
Autos
¿Se han dado cuenta de la cantidad de autos caros que se mueven por Santiago? Para mi es uno de los síntomas de lo endeudados que estamos los chilenos.
De otra cosa que me di cuenta durante mis mañanas de bicicleta es de lo mal que estamos manejando producto de los malditos celulares. Me atrevería a decir que al menos un tercio de los que van pegados en el taco están pegados a su smartphone.
Esta es una de las únicas razones que me genera estrés al andar en bicicleta. Le tengo terror a que un despistado pelotudo nos atropelle por andar mirando el celular. Sin embargo, como dije hace algunas semanas, he tenido que aprender a soltar para no quedarme encerrado en la casa por culpa del miedo.
Quizás por eso disfruto tanto que uno de nuestros juegos matutinos sea hacer el “chao autos” mientras avanzamos al lado de sus cuatriciclos atascados en el taco.
No es que le quiera enseñar a mi hija que hay que burlarse del resto. Espero que se note en mi tono. Lo que quiero transmitirle, al menos desde mi cabeza, es que hay distintos caminos para llegar al mismo lugar. La única diferencia es que algunos te harán disfrutar más que otros.
El camino de vuelta
La ida es de juegos y foco en mantenernos a salvo. A las 8 de la mañana los conductores no respetan nada y la mayoría de las mañanas debo admitir que los odio un poco.
Los odio, pero los entiendo. Esos autos de 30 millones de pesos no se pagan solos.
Puede que sea cierta envidia por ir recorriendo el frío en mi mountainbike, pero mi cabeza justificó mi decisión con “el valor del tiempo”.
¿Alguna vez te preguntaste cuántas horas de tu vida dedicaste a comprarte ese auto, ese celular o a pagar esas últimas vacaciones?
Tiempo por dinero
Uno de los grandes descubrimientos que tuve los últimos años fue el valor del tiempo. Una obviedad pensarán muchos, pero que yo la logré ver claramente gracias al azar.
Golpe de suerte n°1: El 2021 tuve la fortuna de vivir en Londres con mi señora. Todo es carísimo, pero creo que al final de cuentas se pagará solo por todo el tiempo que me está haciendo ahorrar.
El primer mes llegamos a vivir a un departamento arrendado de otros estudiantes que andaban de vacaciones. En ese lugar, además de aprender a reciclar, conocí el bendito lavavajillas. Creo que si no hubiese llegado a ese lugar, nunca me hubiese dado cuenta del valor que tiene ese aparato.
Yo decía que me encantaba lavar la loza. La verdad es que ahorrarme ese tiempo me hace mucho más feliz.
Golpe de suerte n°2: Al volver a Santiago decidimos no volver a nuestro hermoso departamento de 1 pieza y 1 baño. Quisimos algo con más piezas para agrandar la familia.
A los pocos meses de haberlo encontrado, DVA anunciaba que nos cambiábamos de oficina. La diosa fortuna lo había hecho otra vez. Desde ahora en adelante, llegar al trabajo solo nos tomaría 12 minutos caminando.
Después de un par de años viviendo así, estoy muy inclinado a recomendar gastar algo más de dinero si es necesario por vivir cerca del lugar al que tienes que ir todos los días. La sanidad mental que te entrega tiene un retorno que tiende al infinito.
Ahora toca agradecerle a la suerte, hacer la búsqueda consciente y tomar los tradeoffs correctos. Estos son los fundamentos que me llevan a pensar, por ejemplo, que prefiero mil veces tener un auto más barato, pero pagar un arriendo más caro si eso me permite ganar tiempo.
Papá, ¿y tú que opinas?
Cada vez que escribo estas columnas me cuestiono mucho si hace sentido lo que quiero decir. Esta vez se lo comenté a mi padre y me dijo:
“Hijo, tienes toda la razón. Cuando somos jóvenes y tenemos exceso de tiempo, muchas veces gastamos dinero en cosas que realmente no necesitamos. El problema es que cuando nos volvemos viejos, no hay dinero que pueda comprar ese tiempo que desperdiciamos y que nos gustaría volver a tener y aprovechar”.
La comunidad animal ya sabe mi postura respecto a gastar. Ojalá se lo gasten todo y acumulen experiencias, siempre y cuando lo hagan en el orden correcto para que puedan ser felices aprovechando su tiempo.