La primera vez que me fui a la quiebra

La primera vez que me fui a la quiebra no fue emprendiendo, fue con mis finanzas personales y por culpa del viejito pascuero.

En tercer año de universidad fue la primera vez que trabajé para intentar solventar mis gastos. Mis padres estaban quebrando con su negocio, la cosa estaba difícil y al fin me había “caído la teja” de que no estaba bien seguir pidiendo plata para carretear (no me juzguen, no sean mal@s).

Gracias a un amigo que me recomendó, llegué al delivery de “Alo Paella”. Mi intención era hacer todos los turnos que se pudiera. A punta de “páginas blancas”, y mucha paciencia, llegaba a cualquier lado.

El negocio andaba bien, yo cumplía mi plan y mi billetera empezaba a crecer.

Había una satisfacción importante por lograr ganar dinero. Hasta esa edad la verdad es que mis padres siempre me habían dado todo lo que quería. Sin embargo, comprarme las cosas con el fruto de mi esfuerzo se sentía especial.

El gran problema fue que, sin saber que existía, la “deuda social” me llevó a gastarlo todo.

Nunca me voy a olvidar. Era diciembre de 2008 y me fui a meter al mall a comprar UN SOLO regalo. No tengo idea qué pasó en mi cabeza, pero le terminé comprando regalos a toda mi familia y me gasté todo lo que tenía.

Deuda Social

Morgan Housel lo describe mejor que yo en su libro “Psychology of Money”

“… el concepto de deuda social o "social debt" se ocupa para referirse a las obligaciones o expectativas sociales que las personas sienten debido a la interacción con los demás en la sociedad.”

ChatGPT me ayudó a rescatar el concepto del libro

Sentir que le debía algo a mi familia me llevó a gastármelo todo. Ese año, mientras era estudiante, gasté mucho más que hoy en mis tres amigos secretos.

No quiero que piensen que ahora soy un avaro que solo piensa en no gastar plata. La verdad es que no es así y hay veces que también me gusta gastar por gastar. La gran diferencia es que hoy lo hago con un orden lógico siguiendo las reglas que me permitan sobrevivir al juego del dinero.

La buena noticia

Dicen por ahí que uno aprende con la experiencia propia y no con la de terceros. Si no te queda claro, piensa cuántas veces tu mamá te dijo “no hagas esto, te vas a caer” y no le hiciste caso.

Con el dinero pasa lo mismo. Nos podemos leer todos los libros del mundo, nos pueden dar consejos amigos y familiares, pero hasta que no tengamos vivencias propias es difícil que lo hagamos bien.

Es por esto que haber quebrado temprano en mi vida financiera me ayudó un montón. Quedar en la bancarrota por gastar de más, o por perder mucho dinero haciendo trading, son experiencias que nos van a enriquecer para siempre y que son mejor vivirlas mientras tenemos pocas responsabilidades.

El famoso trader Richard Dennis lo resume muy bien en el libro “Market Wizards”

“Lo que realmente aprendí a través de mis errores y pérdidas tempranas fue mucho más importante que cualquier éxito inicial que pudiera haber tenido.”

Otra vez GPT haciéndome la vida fácil

¿Qué hago si me endeudé para comprar los regalos de este año?

No pasa nada, yo lo tomaría como una oportunidad para al menos:

  1. Guardar las boletas como recordatorio para que no lo vuelvas a hacer.

  2. Ocupar la excusa y abrir la conversación. “Les compré esto con mucho amor, pero de ahora en adelante el cariño se los demostraré de otra manera”.

Una vez una psicóloga me dijo que la culpa no existía, que era una invención de mi cabeza. Un concepto debatible, pero que me ha ayudado a no reaccionar mal cuando siento la “deuda social” acercarse y que espero que a toda la comunidad animal le ayude a recordar que no nos podemos farrear eso que nos cuesta tanto generar.

Pablito escribirá el correo de la próxima semana, así que por mi lado aprovecho de desearles una lindas fiestas en familia. Que las disfruten gastando lo justo, conversando mucho y entregando mucho amor.

Un abrazo grande.

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