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Falsas promesas inmobiliarias
Me voy a ganar un par de enemigos, pero creo que valdrá la pena.
Les había contado que hace unos días estuve en el Finanfest. La verdad es que la organización y los speakers estuvieron increíbles. Sin embargo, me tocó vivir algo muy triste. Para peor, reaccioné muy mal.
Estaba en el stand del Silicon Fund y llegan dos personas preguntando de qué se trataba. Ya tenía pensado y practicado mi elevator pitch, por lo que procedí con la explicación número 154 del día. Al terminar me di cuenta de que me habían pescado muy poco.
Una de las personas se notaba confundida y la otra tenía las pupilas dilatadas de emoción.
Ante la frustración de no haber logrado generar interés, solo atiné a tratar de entender qué estaba pasando y les hice la siguiente pregunta:
“¿Cómo les ha ido a ustedes? ¿Qué les ha parecido el evento?”
La respuesta me dejó helado:
“La verdad es que bien. Yo solo venía a mirar y terminé comprando un departamento. Esta señorita me convenció”
Mi instinto animal me dijo: “dile que arranque y que no firme nada”. Sin embargo, mi instinto de supervivencia me llevó al silencio. La vendedora de departamentos me hubiese matado.
Sigo sin entender cómo alguien puede caer en comprar algo tan caro como si fuese una bebida en el mall. ¿Acaso no se dan cuenta que existen reglas para manejar bien tus finanzas?
No argumentaré con “Las Reglas del Juego del Dinero”. Lo haré con algo más simple, la bendita diversificación.
Asumamos que el departamento que le estaban “enchufando” costaba 5.000 UF. Más allá de la pérdida de liquidez que implica el pie, hay que ser millonario para no perder la diversificación ante una compra así.
Dato mata relato
Valor UF: 38.260
Valor departamento: 5.000 UF ~ $191.000.000 ~ USD $195.000
Para que ese departamento no represente más de 1/3 de tu portafolio total, deberías tener $450.000.000 en otras inversiones líquidas.

Si pifié en el excel me avisan
¿Ahora se entiende lo de millonario?
Puede que, entre el crédito, la publicidad de los brokers inmobiliarios y el “al menos voy a tener un lugar mío”, nos confundamos con estas compras tan grandes. Mi único objetivo es que te des cuenta de lo que estás haciendo.
Estás apostando en grande por una inversión poco diversificada y que te va a quitar mucha libertad en tu vida.
Yo fui inversionista inmobiliario y ni te cuento los dolores de cabeza que tuve que pasar con los manuales de copropiedad, la rotación de los arrendatarios y las filtraciones de agua hacia el vecino de abajo.
¿Y el sueño de la casa propia?
Este es un temón y la explicación es simple. Todos los humanos tenemos distintas funciones de utilidad. Es decir, todos somos felices de distintas maneras.
Es por esto que no puedo decirte “arrienda para siempre”. Tener una casa propia no tiene nada de malo. Pero, otra vez, debes tener claro que te quita diversificación.
Una conclusión poco popular
Creo firmemente tener razón financiera para decir que en algún momento de nuestra vida, todos deberíamos vender todas las propiedades que logremos comprar. Cuando estemos viejos necesitaremos no pagar contribuciones, libertad para afrontar emergencias y liquidez para financiar nuestra vejez.
Mi convicción es que vivir en una casa arrendada nuestros últimos años de vida, nos debería hacer mucho más felices. Esto, siempre y cuando, seamos capaces de desapegarnos emocionalmente de eso con lo que tanto soñamos.
Un trabajo simple, pero difícil y del que deberíamos reflexionar desde ya. Quizás es un buen tema para llevar a la próxima sobremesa familiar. Nuestros padres y abuelos al menos se lo deberían cuestionar. Al menos yo, ya estoy tratando de volver a convencer a mi tata.