Esto da cada vez menos

“Sí tata, y es muy probable que siga cayendo”

Algunos de ustedes ya saben que convertí a mi abuelo en inversionista cuando él ya estaba en sus 80’. Para los que no lo sabían; les resumo la historia.

Don Guillermo siempre guardó su plata debajo de las camisas. No confiaba en nadie a quién pasarle eso que con tanto esfuerzo le costó juntar. Sin embargo, cuando el 2022 las tasas de interés de los depósitos a plazo llegaron al 12% anual, aproveché mi oportunidad y logré convencerlo.

Durante mucho tiempo lo vi eufórico al ver cómo el mercado le hacía crecer el dinero sin esfuerzo. Pero, como los humanos somos seres de costumbre, pensó que siempre seguiría rentando lo mismo.

Hoy con las tasas de interés más cercanas al 6%, en cada comida familiar me pasa la cuenta.

Vengo llegando del cumpleaños de mi hermana y había ido con esto en la cabeza. Yo sabía que la pregunta venía. Al caballero los titulares no se le pasan y la última bajada de la tasa de política monetaria del Banco Central caía de cajón para la pregunta de rigor. Yo me había preparado, pero creo que no lo hice bien.

“Tata, tu poder de compra de esa plata sigue siendo igual que cuando nominalmente rentaba más. Hoy la inflación es menor, por lo que da lo mismo”.

Una cosa de tiempo

Tal como a mi tata le gustan los titulares para las sobremesas, un animal de la comunidad en whatsapp me sorprendió con un mensaje en la semana.

No me acordaba del contexto, pero cuando fui a escuchar qué había dicho, entendí todo (al final te dejo el link).

Justo esa semana había visto a una finfluencer recomendando invertir en el S&P 500 a alguien que quería poner su plata a trabajar pensando en un año plazo.

Una irresponsabilidad total, a pesar de que en base a los números históricos, las probabilidades podrían asumirse a favor.

Cuando Pablito trabajaba en DVA hicimos los números. Nos paramos en 1927 y vimos todos los periodos de un año que existían hasta el 2020. En el 69% de los casos, los retornos habían sido positivos.

Además, nos dimos cuenta porqué hay muchas personas que creen que invertir en acciones es como ir al casino. En el corto plazo, el mercado sube la mitad de los días y el resto cae.

Tomar buen riesgo

Con estos números en la cabeza, muchas veces he tenido la tentación de meterle algunas cositas más entretenidas a mi tata en su portafolio. Después me acuerdo que tiene 86 años y que si un día llega a ver su plata caer, es muy probable que no pueda dormir en toda la semana.

Ahora, si pudiese mandarle un mensaje al pasado, es muy probable que en sus 30’ le hubiese dicho que invirtiera en el S&P 500.

El mensaje clave acá es: “Tomar buen riesgo, depende en buena parte del tiempo que te quede por delante y qué tan cruciales sean las cosas que tienes que financiar”.

Además, es importante que te conozcas con “las manos en la masa”, para ver cómo cambia tu estado de ánimo cuando los mercados comienzan a caer.

Nunca pongas de esa manera en riesgo tu dinero

Aunque puedas tener las probabilidades a favor, siempre deberías pensar qué pasa si se te da el escenario negativo.

Todos invertimos para ganar plata, pero debemos aceptar que algunas veces vamos a perder. Y está bien, no tiene nada de malo. Sin embargo, no podemos permitirnos la irresponsabilidad de no permitirnos financiar los proyectos que marcan nuestra vida. Por ejemplo en el caso de mi abuelo, su tan anhelada jubilación.

Mi tata necesita vivir el resto de sus días tranquilo.

La persona que escuchaba a la finfluencer, necesitaba su plata para un proyecto en 12 meses más.

Si tienes un año de plazo, no puedes hacer mucho más que invertir en cosas de muy bajo riesgo. Si tengo cinco años de horizonte de inversión, puedes ir un poco más allá, pero primero debes conocerte como inversionista para que sepas que podrás dormir tranquil@.

Tomar riesgos inteligentes es bueno y es algo con lo que deberíamos acostumbrarnos a convivir. Sin embargo, jugarse el pellejo poniendo en riesgo nuestra calidad de vida, es algo que deberíamos evitar.

Al menos, yo prefiero seguir bancándome la pregunta de mi abuelo, en vez de tomarle riesgos que probablemente no se van a compensar.