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No existen las deudas buenas
En parte por esto hoy dije “tengo que escribir y sacar el newsletter”

En parte por esto hoy dije “tengo que escribir y sacar el newsletter”.
La realidad es que no le debía nada a nadie que no fuese a mí mismo. No quiero que enviar este correo se convierta en una obligación. Sin embargo, me sentía en deuda con el buen hábito de escribir.
Por arte de magia, esa deuda se cruzó con las deudas financieras de alguna manera.
Leo más si no tomo alcohol
Terminé de leer el “Camino simple a la riqueza” de JL Collins y después de un par de semanas, lo que más me resuena en la cabeza es la manera en que me cambió la perspectiva sobre las deudas financieras que tienen tasas de interés en nuestra contra.
Siempre había hablado de las deudas “buenas” y “malas” clasificándolas por su tasa de interés. En parte hace sentido, pero ahora se me hace insuficiente.
Esta mirada no se hace cargo de los intereses que pagamos en cada crédito que tomamos y que nos restan consumo futuro por quitarnos una parte de nuestros ingresos. Y por si no fuera suficiente, también nos quitan libertad.
Back to basics
Me acuerdo de mi época universitaria cuando en una clase de finanzas el profesor nos hizo ver que la deuda era buena. En resumen, y de lo que me acuerdo, argumentaba que:
1. Nos permitía hacer proyectos que de otra manera no podríamos financiar.
2. Nos ayudaba a pagar menos impuestos.
3. Apalancaba a nuestro capital.
No hay lugar a dudas que la deuda ha jugado un tremendo rol en el crecimiento de las economías y el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, en nuestra vida personal nos puede arruinar y estresar.
Ya bueno, hay algunas menos malas
Tomar un hipotecario podría ser calificada como una deuda “menos mala”. Es la tasa de interés más baja a la que nos prestarán dinero gracias a que dejaremos la casa prendada a favor del banco. Un muy buen respaldo implica menos riesgo, y por lo tanto, menor tasa.
El problema, es que una tasa de este tipo nos puede llevar a tomar mucha más deuda de la que deberíamos para lograr vivir tranquilos.
En la práctica esto se traduce en:
1. Invertir en todos los departamentos de inversión que te permita el banco.
Esta es una extraordinaria manera de convertirse rico en activos. El problema es que patrimonialmente no te cambia la vida, al menos en un comienzo, y te come toda la liquidez que tenías ahorrada en los pagos de los “pies”.
Una linda manera de perder liquidez, libertad y diversificación.
2. Comprarse la casa propia más cara posible.
No nos saquemos la suerte entre gitanos. Acá pasa lo mismo que cuando quieres comparte un auto. Partes mirando el “desde”, pero el ego y la calentura terminan ganando la batalla llevándonos a comprar el más caro posible. Y cómo no, si en realidad “me lo merezco”.
Los que ya me conocen, saben que no odio el mundo inmobiliario. Fui, soy y seré parte de él.
Mi único punto acá es intentar luchar contra la creencia común de que el mundo inmobiliario es la única manera de asegurar nuestro futuro.
La deuda que más me gusta
Por lejos, es la que me aumenta la probabilidad de ser feliz, libre e independiente.
Dado lo anterior, solo puede estar relacionada a mi cerebro. Más conocido por estos días como mi capital humano.
Gracias al último video de Pablito en Youtube, ocupé NotebookLLM para analizar los papers que ocupó para destrozar a Robert Kiyosaki y respaldar el valor de invertir en nuestros estudios.

Los puntos más relevantes:
El aumento de la probabilidad de tener empleo: Tener más educación aumenta la probabilidad de tener empleo en aproximadamente 8%. También se ha encontrado evidencia de que facilita el cambio de ocupación o industria, lo que sugiere una fuerza laboral más móvil.
El aumento del sueldo: A nivel internacional, un año adicional de educación añade aproximadamente un 10% al salario de una persona en el promedio de la distribución.
Si quieres sacar tus propias conclusiones, puedes descargar los documentos acá.
¿Y si ya tengo deudas?
No te queda otra que pagarlas. Y tal como dice Collins, evitando pagarle a alguien para que te diga cómo hacerlo.
No hay fórmulas mágicas. Solo toca apretarse el cinturón, gastar menos y pagar.
Para hacerlo, existen dos grandes metodologías a seguir: Tasas Altas y Bola de Nieve.
Tasas Altas
Este es el más eficiente matemáticamente y lo que dice es que ordenes todas tus deudas según su tasa de interés. Te recomiendo investigar la Carga Anual Equivalente (CAE) de cada uno para que puedas comparar manzanas con manzanas.
En base a esto deberías comenzar pagando la que tiene el interés más alto, es decir, la que está remando con más fuerza en contra tuyo. Esta es la que antes quieres finiquitar y sacar de tu vida.
Bola de Nieve
En vez de ordenar las deudas según su tasa, te dice que las ordenes por su tamaño y comiences pagando la más pequeña, hasta al final pagar la deuda más grande.
Esta técnica apela a nuestro instinto animal. Cuando vemos que una deuda dejó de existir, ganamos momentum positivo. Vemos avances. Antes teníamos cinco deudas y ahora tenemos cuatro.
Financieramente terminaremos pagando más intereses que con el otro método, pero se dice que este es más fácil de seguir y acá lo que nos importa es avanzar.
Por eso, independiente del método que ocupes, hazlo. Saca las deudas de tu vida y te aseguro que comenzarás a vivir mucho mejor.
Bonus para eliminar las deudas
La comunidad animal es maravillosa y el capo de Cristóbal desarrolló una herramienta para que sigamos nuestros gastos. Una tremenda manera de visibilizar cómo lo estamos haciendo para lograr seguir la regla mágica número uno del libro:
Gasta menos de lo que ganas
Invierte la diferencia
Evita la deuda
Acá el video